lunes, 30 de mayo de 2011

ÚNICO


Los solos,

los mismos,

los esperantes.

Los inencontrables.


Los perdidos,

los aplaudidos,

los silenciosos.

Los ensimismados.


Los que miran la llama,

y no se percatan

de la posibilidad

de extinción

del fuego.


Los que cuidan

de sí.

De su color

y de su calor.

Para no entregarlo

nunca.


Los discapacitados

afectivos.

Los reflexivos

intelectuales

que no se entregan.


Los que prefieren

perder

a encontrarse

con lo real

desvestido.


Sin el ropaje

del mito.

Sin la piel

aparente.


Los que miran.

Y son mirados.

Desde lejos.


Están.

Efectivamente lejos.


Del amor.



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