domingo, 29 de agosto de 2010

EL REVISIONISMO DEL LLANTO


“Ya no llora. Siente una congoja seca, áspera, como si una espátula lo raspara por dentro. Es simple: No ha sabido lo que había que saber. No ha sido contemporáneo. No es contemporáneo, no lo será nunca. Haga lo que haga, piense lo que piense, es una condena que lo acompañará siempre.”

Así escribió Alan Pauls hacia el final de su novela corta Historia del llanto; un texto que se lee en un día y que sin embargo, en mi caso, funciona como bisagra literaria con potentes relámpagos de cruda lucidez. En tiempos en que lo políticamente correcto se ha ampliado abarcando motivos de derechas e izquierdas y que dado al resucitado uso del imaginario setentista, se editan y publican numerosos textos audiovisuales, gráficos, etcétera, que retoman y reelaboran ese entramado discursivo plagado de “luchas” e “ideas de cambio”, Historia del llanto hace un recorrido que para alivio de aquellos que buscamos vivir en el siglo XXI no eludiendo las preguntas del pasado pero sí procurando que éstas funcionen como disparadores a futuro y no como lastre, es un libro que critica el morbo progresista. El uso y abuso del dolor, de la bondad inhumana, del gesto campechano y engañoso del jet set de izquierda. A mi gusto, éste libro contrasta el frenetismo justificado y necesario de sucesos del pasado (con mujeres y hombres, con muertos, con vidas, con intereses, con disputa) con la intimidad de lo que inevitablemente sucede en los recovecos incoherentes del desarrollo cotidiano de la vida, con sus posibles crianzas de hijos, trabajos y supervivencia. Mirar con luz no es arreglar los hechos al relato cómodo, sino, por el contrario, es el ejercicio duro de decidir no apagar la luz cuando ésta ilumina, cual alba, recónditos lugares que afectan la estabilidad emocional.

La historia del llanto que escribió este escritor argentino contemporáneo logró poner en prosa algo que buscaba cristalizar hace rato. Nací en vísperas de los noventa y aún así fui criada en un imaginario que valoro notablemente pero que no he tenido oportunidad de ejercer, ni producir. Aprendí que las ideas viven aunque a veces duerman y elegí tomar el legado de una familia progre de clase media baja (perlita entre las progres de clase media alta) pero busco que ese legado no me aplaste. Curso en la universidad pública, milité en centros de estudiantes secundarios y universitarios y aunque creo que hay que seguir fomentando eso tengo compañeritos de mi misma generación que ven las asambleas como soviets y que creen que son los únicos luminosos que ven la matrix. Aplaudo su voluntad pero alerto con un ojo y advierto que éste no es un vicio generacional que atrapa cuando uno comienza a leer libros, se puede andar otro camino que no sea el de la repetición y por ese voy y creo no estar sola. Habiendo hablado de ese peligro desde la humildad de mi joven blog y justamente con todo el cuerpo dispuesto a seguir laburando por transformar “el mundo”, acerco algo que escribí cuando busqué reconocer algo que me pasaba y que es similar a lo que entiendo dice el libro (y todas las críticas de él que pueden encontrar en el océano Internet) aunque obviamente es bastante distinto el destino al que llegan mis palabras y mi literalidad toca otros motivos:

“Exilio le llaman a aquello que significa irse. Huir. Despojarse. Cargando, aún así, bultos de cosas pendientes, hornallas sin apagar. Llaves de paso abiertas. Exilio le llaman al pasaporte, al viaje, a la posibilidad. Ese es el lugar que prefiere darse al exilio en los medios de masas. Elitizándolo. Pero ¿Qué hay del quedarse? ¿Cómo se nombran las personas, las muchas, quizás las más, que quedan en un apartado? Aparte en una nota de opinión: “exilio interno” le llaman. Yo lo llamo papá y mamá. Lo llamo paranoia. No atender el teléfono así, no decir. Mudarse. Mudarse de sí sobre un territorio extremadamente restringido. Demudarse a una posición de latencia. Supeditarse al oficio de años. Al garaje en el que un trabajador se intoxica pintando autos. Sobreviviendo con coherencia. Marginarse como una mujer de hijos. Llevar, traer, niños y bolsas de mercado. Ir de compras, de a monedas. Olvidar las tres fotos de imágenes que existieron tras los andes.

Es cierto: hay viajes. Lo que tensiona son los condicionamientos; es toparse con los escondrijos de una caja demasiado pequeña. Y suponer; y soñar, sueños de persecución (como el de viajar en una balsa durante sucesos de la revolución China, como el de esconderse de esqueletos, de niñas rubias, etc.).

Todos los elementos implicados aterran. Igual se trabaja; se diluye el acento pero se reconocen entre los otros los unos. Y todos fingen hasta la primavera.

Llegada la espera el aire es distinto pero los procesos no suprimen los recaudos. Entonces se nace y se crece en una atmósfera de invernadero de malezas. Los objetos se resienten, las personas se resisten. Se mantienen las posiciones para el rescate de lo que no ha sido.

Entonces se vive en exilio. Se saluda en exilio. Se ríe en exilio. Se intenta a tientas con un chaleco blanco de lazos. Y para un niño es como tragarse un caramelo duro desconociendo el destino de tan simple acontecimiento. Se cría en exilio, se produce sobre el mismo espacio en el que se había podido vivir de otra manera. Se vomita. Se va al baño. Y los niños se cultivan para que luego combatan el mundo con entusiasmo renovado del que penden fantasmas de fórmulas viejas. Se cuenta la moraleja, la culpa. Se transmite el fuego.

De niña mi sensación era que me pesaba el miedo y los cucos que internalicé. Tras la digestión, ahora, estoy dispuesta y expectante. Pero la necedad que precisa esta parte de la historia traza otra estrategia. Que no es en absoluto igual a las fórmulas pasadas. Se rompen las viejas formas. Se pasa a un estadio diferente. Es ahora el exilio una herramienta. Es una información que a la vez secreta es revelación demasiado alienante para seguir gratuitamente lo que se supuso cierto y nuevo. A veces ofusca. Es un aprendizaje que sucede en otro tiempo histórico y merece ser libro verde en la mochila.

Anahí Pérez Pavez 2009”

Algo seca de lágrimas de uso cotidiano que, en cambio, salen de a montones viendo películas espero detrás de la PC llegar a "ser contemporánea".



martes, 24 de agosto de 2010

el laburito ideológico de cada día

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65 años cerca mío es un montón. Es como decir un abuelito o una abuelita caliente de esas que te apretujan y te enseñan del asco antes de que aprendas acerca del cariño filial... qué decir de Johana, hasta puede imaginarse uno que en la casa le dicen Yoi, Choi o algo así. Pero no, así no, porque cierto que la nena del aviso que promete un ejemplar el domingo no tiene casa o al menos no tenía hasta que llegó el hada madrina con un clarín en bolsa y le trajo lo que Papá Noel nunca! cierto... ayyy!!! pobre, pobre morochita Johana, ella que no tenía casa y que se parece bastante a la del I LOve YoU Argentina que pobrecita también salió en una foto con Macri, ese de los ojos celestes y de la naríz que se le chinfla para un costado, si ese el de los ojos celestes... Resulta que Johana que sale ahora en negrita y letra 28 en pleno contexto de páginas de inseguridad y sólo a una del chismoso "Espectáculos" es ahora casi famosa y para alegría nuestra ahora está rodeada de bancos de escuela, ya no de basura y chatarra, aunque no sé porque... los papis seguro de algo deben trabajar o ¿el bueno clarin también les consiguió trabajo? algún plan por lo menos o alguna bolsita de alimentos mensual de esas que van para los tobas con la cantante, seguro algún solidario debe haber. Ay!, linkeo y resulta que la pobrecita iba a la escuela sin mochila, con una bolsa de nylon hace apenas tres años, ah! y con zapatillas las dos del mismo pie, poobre tendría mochitos los deditos pobre ella, tan así, tan sin ojos celestes y entonces vino Clarín que éste domingo y GRATIS (!) contará la historia de los lectores "con nombre y apellido". UUUyyYYy ¡Qué buenos! y los K? los KK? dónde KK estaban cuando a ésta chica la rescató clarín de la pobreza de abajo del puente y descalza?... ahora seguro además de escolta es lectora de diarios y seguro que puede ser presidenta y seguro que si llega con todo ese sacrificio ejemplar que le brilla de grasa seguro que ella no usará botox, ella no, ella no porque no tiene ojos celestes ni apellido que empieza con K, no seguro que ella no, seguro que a ella no le toca, no, de casualidad le tocó clarín abajo del puente y le dió la posibilidad de vivir en una casa y de llorar y emocionarse cuando "vió la lluvia desde adentro". Que emoción, que emoción emocionada y los kk cortando internet cortando al grupo que ya es casi de la familia porque hace 65 años que está y 65 es un montón...

http://edant.clarin.com/diario/2007/03/11/sociedad/s-04701.htm

*El G diario argentine 24/ 08/ 10 Pág. 33

jueves, 19 de agosto de 2010

ENTRÁNDOLE

En el oficio de buscar la mayoría de las veces se encuentra: "El deseo construye" leí en el perfil de una actriz hace un rato y pensé "que sabia". En eso estoy, en la tarea de empezar a hacerme cargo de mis deseos como me salga.
Cuando tenía 20 escribía poesía y comencé a investigar desde la mayor ingenuidad acerca de las palabras. Preguntarme por las significaciones de las cosas y la disposición de las ideas en los espacios ocupó momentos de ocio y trabajo. Comencé desde la intuición a estudiar Comunicación Social en la UBA porque consideré que conjugaba bien cierto afán justiciero, el uso técnico, instrumental, del lenguaje y la disputa por el poder en todos los ámbitos. En el medio me perdí en otros gustos, entre la pintura autodidacta, el teatro de taller barato y el laburo necesario para reproducir la existencia. Con un juicio laboral a cuestas que me enseñó más acerca de la pertenencia de clase que muchos libros marxistas para principiantes aprendí algo acerca de la supervivencia social. La sonrisa burócrata la llevo porque es menester convivir con otras ideas y bueno estoy aquí, plantada en éste mundo, en ciertos metros cuadrados alquilados procurando acercar los deseos a la realidad cotidiana. Con la mejor intención de no convertir éste, mi primer post, en una sesión de terapia que a mis 24 años recién comenzaré la semana próxima, inauguro la mejor excusa para ejercitar los dedos y pensar en una forma originaria y no original de publicación de trabajos pseudo periodísticos, crónicas y etcéteras que justifiquen esa frase de que el fin justifica los medios y entonces como también soy gramsciana y reinterpreté a Maquiavelo, bueno, en fin me hago cargo de que se supone que algún fin tuve cuando me anoté en ésta carrera y que a algún lugar tengo que llegar. Se comienza haciendo, me dijeron, y hago caso a los que saben jajajaj Me disocio por un rato de mis preguntas sobre los textos de Bourdieu sobre la mujer empequeñecida para la dominación masculina, me hago cargo de ciertos rasgos románticos (versión de uso vulgar del término) que no refieren al pasado, también dejo en stand by preguntas sobre lo atractivo de los agujeros aunque mejor no a éstas les doy bola ya que estoy en acto presente de entrarle a éste agujero formato blog que se supone que se vincula con lo que alguna vez configuró mi deseo, entonces le entro. Verguenza aparte porque no quería publicarme/ desnudarme de nombre y apellido al menos hasta que escribiera o hiciera algo digno de ser publicado, me lanzo igual ya que internet es enooooorme y a la noche todos los gatos son pardos, aparte mi apellido es muy común y un motor de búsqueda remitirá a otras Anahíses hasta que yo decida que da para que mi anahí salga antes que la estrellita lolipop rubia mexicana.
Salud!