Las cosas tan feas y tristes y sucias
traen cosas feas, tristes y sucias.
Pero.
Traen relaciones,
representaciones
y explosiones.
Y detonan.
Y hartan.
Y rompen.
Y matan.
Y espantan.
Y agobian.
Y tuercen.
Y apagan.
Y ocultan.
Y sepultan.
Entonces
Hacemos agujeros en la tierra
y rezamos todos
en derredor.
Y decimos salmos
y mentimos llantos
y susurramos perdones
que en vida no existen.
Las disculpas
son una formalidad diplomática
garante de convivencia y continuismo.
Si querés bienestar, en cambio,
tenés que romper con vos mismo.
Tenés que decir no.
La puta madre.
La concha de tu hermana.
El forro de tu viejo.
O sin putear
alejarte ligero
de lo destructivo
que te habita.
Desde que alguna vez primigenia
aceptaste el maltrato
y entonces todo el mundo después
se coló a la fiesta de tu desdicha.
Esto ya suena a tango
y es la primera vez
que escribo esa palabra
en un poema.
Me alegra mucho.
Quiere decir
Que ya comenzó a importarme
algo distinto
a lo que me tenía acostumbrada.
Bienvenido tango
a ocupar
el espacio vacío
por el rato que sea necesario.
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