Hace varios días tuve el enorme agrado de encontrar un volumen más para agregar a mí querido mueble portalibros, a saber: El matrimonio perfecto de Theodoor H. Van de Velde. El encuentro con dicho objeto en mi lugar de trabajo fue de un magnetismo fuerte: un libro sano de tapas añejas levemente humedecidas, un título absolutamente interpelador que logró hacer que mi trayectoria hacia el baño estuviera acompañada por él. No es que no pueda leer en mi laburo, no, pero sencillamente lo llevé porque hacia allí iba. Me senté a hacer lo que todos hacemos (lo primero) y fue tal el asombro que, la verdad, pasaba hoja por hoja, detalle por detalle, a una velocidad de escáner sediento. Era un hallazgo absolutamente genial. Salí del cuarto íntimo y estuve un buen rato en mi escritorio con él hasta que definí, previa consulta pertinente, quedármelo. Era algo absolutamente bello: el iconito de Editorial Claridad, la misma que fuera fundada en 1922 por Antonio Zamora, un periodista socialista, y la misma alrededor de la cual comenzó a formarse el Grupo de Boedo; además y fundamentalmente me atrapó la sorpresa acerca de su contenido: un “estudio de su fisiología y su técnica”. Noté en las primeras hojas que la primera edición databa de 1939 y más luego tras revisar en internet pude comprobar que había sido escrito en 1926 por éste físico y ginecólogo holandés que se hizo famoso internacionalmente por él y que “se lo recuerda por demostrar en 1905 que la mujer solo ovula una vez por cada ciclo menstrual” lo que “contribuyó a la creación del método del calendario para el control natal, y más tarde al desarrollo de otros sistemas de determinación de fases fértiles e infértiles en el ciclo menstrual”. O sea el chabón era un cráneo más allá de mi prejuicio inicial que ante el título dictaminó “ésto debe ser un evangelizador católico sobre lo que debe ser el matrimonio”. Tamaña sorpresa me llevé cuando al abrirlo descubrí que atravesaba la siguientes temáticas: “evolución del impulso sexual”-“Los ácidos debilitan los olores sexuales desagradables”- “olores secundarios y olores anormales, sudor y transpiración”- “el sentido de la visión, vista de los caracteres sexuales secundarios, realce de éstos por los vestidos (modas)”- “excitación de mamas y pezones”- “Introducción y limitación del objeto: Vulva- clítoris”- “La mirada y la palabra- el baile- coquetería y flirteo- la importancia del preludio”- “Importancia de coparticipación activa por parte de la mujer”- “sustancias lubricantes, técnicas y su limitación”- “El final, agotamiento por exceso de esfuerzo, efecto beneficioso sobre el estado general, necesidad del sueño”- “Desfloración, luna de miel: dos resistencias, anímica, vergüenza, corporal, miedo.”- “Influencia de la actividad sexual sobre el cuerpo y la psique”- “Peligros para el marido que a acostumbrado a su mujer a la máxima capacidad”- “Influencia de manjares y bebidas”- “Relaciones sexuales bajo circunstancias corporales especiales- menstruación- parto”- “Cuidados y limpieza de los órganos de copulación”- “Higiene anímica: cuidados de salubridad del organismo matrimonial”- “Los judíos. Los católicos. Los protestantes modernos. Los americanos.” En síntesis: el libro es una locura. Además hacia el final trae una laminita desplegable con períodos y gráficos y al comienzo reza uno de sus epígrafes: “El matrimonio es una ciencia. H. de Balzac” y ademáaaaas el muy divino especialista se lo dedica nada más y nada menos que a su mujer. Que debe haber sido re feliz, sin duda. A ver… lo que busco arrojar aparte de mi sorpresa y disfrute es que esto fue escrito a principios del siglo pasado y editado acá en la década del sesenta. Una traducción editada y facilitada por una editorial progre. Pero apenas lo leí un toque me dije: “¿Quién tendría acceso a ésta información?”. Imaginé que alguna elite, como por ejemplo médicos ginecólogos (que todavía por nuestros días lo deben tener como bibliografía) pero además (y sigo abusando de los “ademases”) no sólo no debe de haber estado en todas las bibliotecas sino que ese título engañador lo refleja opositivamente: incluso lo prohibió la Iglesia. Pero ¿Quién iba a imaginar que tras ese título había semejante vanguardia? ¡Seguro que si lo encontraba algún grupo de tareas en la última dictadura pasaba de largo la elección para la quema como Sagrada Familia de Marx! La verdad sencillita es esa. Encontrar esa tarde este librito, que hoy según cuenta mercado libre cuesta sólo de 20 a 30 pesos, fue para mí adquirir una joyita. Una de esas joyitas que me gusta incorporar y que aunque no lo lea de punta a punta, porque con el sólo índice tengo para entretenerme, me basta asimilarlo para sentirme satisfecha de haberme enterado de su existencia. Día a día la sociedad, el mundo, los otros vivos y muertos, logran sorprenderme aunque a veces crea tontamente que me las sé todas. Además, insistiendo con los ademases digo: ¿Rampolla, Cosmopolitan TV y todo el porno del mundo no lograron matizar los tabúes? ¿El estudio de la sexualidad y el amor da sólo para nichos farmacéuticos, corporativos o de espectáculo? ¿El amor y el sexo caben en los libros? ¿Sobran letras e imagos y faltan cuerpos? ¡La pucha! ¡Cuántas preguntas me traen estos dos ojos que tengo y estas dos manos que se llevaron a un baño más descubrimiento de la otredad! ¡Gracias gentes! ¡Gracias vida! ¡Somos tan disfrutables los seres humanos que nos amo!
jueves, 26 de mayo de 2011
CURIOSIDAD INCORPORADA A MI BIBLIOTECA
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