Había una vez un grupo de
amigos muy chido. Kenny era el mayor. Usaba zapatillas deportivas y medias
verde flúo. Siempre hacía lo que decía el capitán Gap, pero dándole su toque
intelectual, formado por horas de lectura de revistas de divulgación científica.
Al capitán Gap lo llamaban así por su afición al mar y porque solía vestir ropa
estadounidense que su madre le compraba por Internet. Gap comandaba todas las tropelías. El resto
eran Cody, Tito, Mr. Soquete y León.
Un día hicieron buenas
migas con unas chicas. Lucy y Samantha. L&S eran chicas malas. Las demás
nenas de la clase las llamaban: “las varoneras”. L&S no eran las típicas
chiquillas a las que sus mamis vestían de rosa. Lucy y Samantha iban
despeinadas, se ensuciaban a la par y se animaban a comer toda clase de
asquerosidades.
Pasó el tiempo y todos se
hicieron adultos. La mayoría fueron a la Universidad y abrazaron diferentes
causas. Cody y Tito se casaron con algunas de las chicas de rosa. León todavía
noviaba con una pero no se animaba a dar el gran salto. Mr. Soquete sobresalía
por su humor ácido pero tardíamente consiguió una compañera porque era el más
feo del grupo.
Gap se casó, tempranamente,
con la chica más adinerada de todas. Tenía estancias y caballos y quintas y chalets.
Y viajes y automóviles y familia y propiedades. Gap fue el primero en
convertirse en padre pero su amistad era más fuerte y además de ser el varón
cómodo de la casa supo continuar su pasión junto a Kenny.
Kenny se había convertido
en periodista. Gap, era escritor. Juntos escribían sobre jazz, béisbol, los
Kennedy, Kim Kardashian y Rihanna. No le hacían asco a nada. Como Lucy y
Samantha.
Lucy y Samantha estaban
algo alejadas entre sí, pero ambas habían seguido similares derroteros: sexo,
drogas, rock and roll. Más folk, neohippismo, power black y Malcom x. Lucy se
había doctorado en filosofía antigua y, como Samantha, Kenny y Gap, trabajaba
en el ámbito de la cultura. Samantha, había profesado cultos milenarios y había
hecho sus viajes iniciáticos por Indonesia e India pero ya había vuelto a
recalar en sus originales puertos y se había especializado en periodismo sobre
series televisivas y nuevas tecnologías.
Una noche, Gap y Kenny
volvían borrachos pensando en qué excusa dirían a sus mujeres. Habían gastado
todas. De igual manera sabían que la mañana traería el desayuno, el diario y
los hot cakes y todo volvería a la normalidad. Kenny era soltero aún pero tenía
a su chica, una hermosa neurótica perdida de ojos verdes y pelo tinturado,
adicta a las redes sociales y fóbica en lugares públicos.